e martë, 26 shkurt 2008

Estructura Social

La estructura social es un conjunto de asimetrías, diferencias y divisiones de una sociedad. Para su análisis se requiere proponer criterios y formular categorías.
La sociedad esta dividida en clases. Esto es una estructura social. En esta parte por lo tanto se pretende contemplar como era la estructura social de la revista Proceso en 1976 año en el que se creo dicha revista y así mismo hay que estudiar como ha ido cambiando, como ha ido evolucionando su estructura al paso del tiempo. También hay que ver a que tipo de público se dirige dicha forma simbólica.

La historia de la revista comienza en la década de los 70 así que se expondrá a continuación el panorama mas relevante sobre la política y sociedad mexicana que rodeaba a la revista Proceso.
Al principio de la década el 10 de junio de 1971, tuvo lugar una manifestación estudiantil en la Ciudad de México en apoyo a los estudiantes de Monterrey. Estos fueron recibidos por un grupo paramilitar al servicio del estado llamado "Los Halcones". El presidente se desligó de los hechos y pidió la renuncia del Jefe del Departamento del Distrito Federal. Estos hechos se conocieron con el nombre de El halconazo o la matanza del Corpus Christi.

Regresando un poco en 1970, Luis Echeverría Álvarez, anterior secretario de Gobernación, alcanzaba la presidencia. Durante su sexenio se llevó a cabo el crecimiento económico de forma más equilibrada, de manera que todos los niveles de la sociedad mexicana se beneficiaran; Echeverría adoptó medidas para reducir la influencia extranjera en la economía e incrementar las exportaciones. Redujo los lazos con Estados Unidos y en su lugar negoció acuerdos económicos con varias naciones de América Latina, Canadá y la Comunidad Europea (actualmente Unión Europea). Del mismo modo, negoció un acuerdo con el Consejo para la Ayuda Mutua Económica patrocinado por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). La economía mexicana creció a un saludable ritmo anual del 6,3% durante el periodo de 1970 a 1974, pero ya en 1975 la tasa de crecimiento económico disminuyó marcadamente y la inflación aumentó de manera sustancial. En un intento por reducir el déficit comercial extranjero, el gobierno devaluó el peso en 1976 en más del 50%, estableciendo una tasa cambiaria flotante. Un hecho potencialmente beneficioso para la economía del país tuvo lugar en 1974 y 1975: el descubrimiento de extensos yacimientos de petróleo crudo en los estados de Campeche, Chiapas, Tabasco y Veracruz. Además, a finales de 1976 Echeverría decretó que unas 100.000 hectáreas de las mejores tierras agrícolas de los estados de Sonora y Sinaloa serían expropiadas mediante el pago de indemnizaciones.

Como se puede observar se estaban dando cambios favorables a pesar de la inestable economía la sociedad se encontraba en un aparente equilibrio, en un aparente bien estar. Pero por otro lado el gobierno hacia de las suyas ocultando información y devaluando día a día el valor del peso mexicano.

José López Portillo, candidato por el PRI, fue elegido presidente en 1976. Había sido, entre otros cargos, secretario de Hacienda y Crédito Público, por lo que llevó a cabo un programa de austeridad económica después de la toma de poder en diciembre; llamó a los trabajadores a reducir las demandas de salarios y a los empresarios a mantener los precios y a incrementar los gastos de inversión. Los siguientes años se registró una mejora considerable de la economía, a pesar de que la inflación se mantenía alta. En política exterior, López Portillo intensificó los lazos con Estados Unidos en 1977 y restableció las relaciones diplomáticas con España, interrumpidas durante 38 años.

La producción de petróleo aumentó al doble durante la segunda mitad de la década de 1970, lo que, combinado con un considerable aumento de su precio, proporcionó a México una independencia más significativa, especialmente en las relaciones con Estados Unidos. Sin embargo, la baja de los precios del petróleo terminó con los planes de crecimiento, limitándose su producción y exportación. Al término de su mandato, López Portillo impuso la nacionalización de la banca y el control monetario.

En los años previos y posteriores a la crisis de 1976 el empleo, el valor de la moneda, la migración del campo a las ciudades y a los Estados Unidos de Norteamérica, el monto del salario y el costo de la canasta básica, presentaron variaciones que van en perjuicio de la clase trabajadora. Con la crisis económica de los años ochentas la situación social fue más preocupante, pues aún la sociedad no se recuperaba de la crisis anterior, por lo que se originó una pauperización de de los grupos más marginados al mismo tiempo que la riqueza se concentra en pocas manos. Esta situación desencadenó un aumento en los índices delictivos, por lo que a partir de este momento, las autoridades comienzan a plantear a las crisis económicas como un factor criminógeno.

Por lo tanto aquí se puede apreciar que Proceso va a surgir en un año de crisis económica, en una sociedad totalmente desequilibrada, dispareja pues la riqueza se concentraba en varias manos y los proletarios, los pobres que eran la gran mayoría día a
día les abrían las venas “los de arriba” y los asesinaban lentamente bombardeándolos con una y otra crisis económica, en este ambiente surge Proceso con la finalidad de investigar, de desenmascarar y de informar a intelectuales, para que estos pudiesen esparcir este conocimiento en las clases mas desfavorecidas y se tuviera un despertar social un desentumimiento de la mente, una puerta a la verdad, sobre lo que estaba pasando en el país.

Tal situación motivó, entre otras cosas, que el salario no sufriera incrementos en los últimos meses, generando declaraciones de huelga en las que se exigía principalmente el incremento salarial. Frente a estos movimientos, la clase empresarial mexicana señalaba que la huelga, era factor que contraía la producción y que promovía la violencia "provocada por grupos sindicales que, llamándose independientes pretenden provocar un desquiciamiento económico general" (El informador, Sábado 14 de agosto 1976, año LIX, t. CCXXVIII, núm. 21,012 p. 1)

Por otro lado tratando con profundidad el sistema político y social, tenemos lo siguiente:
El sistema político y partidista naufraga en la corrupción y el cinismo. La democracia propiciada por los “mercaderes” es “todos contra todos”, sin importar la nación y el pueblo, lo único que importa es el poder por el poder mismo.
El Estado se encoge y se reduce a funciones de policía y administrador y el Mercado se ensancha y toma la dirección de la sociedad y del país.

l sistema social esta totalmente deshumanizado y esta embrutecido. Los valores y principios de nuestra civilización están siendo diluidos lenta pero incesantemente. La familia cada vez pierde sus tradiciones, valores y costumbres. Los adultos están perdidos en la necesidad, cada vez más apremiante y difícil de conseguir dinero para tratar de vivir una vida de consumo-chatarra y buscar la ilusión de la evasión. Nuestra niñez y juventud encuentra en la televisión y en el consumismo su razón existencial y en la violencia y las drogas una puerta falsa para escapar de la miseria existencial que les ofrecemos los adultos. Con una pésima educación académica colonizada, con una sociedad corrupta y enajenada, sin fuentes dignas de empleo, sin alternativas, sin futuro, sin alternativas espirituales. Embrutecidos, explotados, tratados injusta, insensible y violentamente, así crecen los jóvenes, con paradigmas comerciales en la farándula y el deporte comercial, como hijos de “Chavelo y de Gloria Trevi”... adoradores del becerro de oro. Individualizados, agresivos, temerosos, violentos e inseguros.

En esa estructura política se encontraba la sociedad mexicana, en este contexto. Y en este contexto fue que se desarrollo dicha revista en medio de un gran desastre político y económico, en medio de una gran opresión, de una gran represión, así surge la revista casi a final del sexenio del presidente Luis Echeverría y el nombre de la nueva revista que reagruparía a los periodistas expulsados de Excélsior el 8 de julio de 1976 continuaba sin decidirse. Julio Scherer proponía Información, Miguel Ángel Granados Chapa se inclinada por Respuesta y Vicente Leñero optaba por Expresión. Proceso fue sugerencia de Enrique Maza. Así lo recuerda Leñero en su novela testimonial Los periodistas (1978)

El primer número apareció el sábado 6 de noviembre de 1976. Y aunque en un principio se pensó en una foto ampliada de Echeverría (que habría implicado un proceso simbólico al presidente), Scherer, Granados, Chapa y Leñero acordaron una portada blanca que destacaba tres temas. El primero se titulaba “El sexenio: las palabras y los hechos”, una revisión exhaustiva del sexenio exangüe de Echeverría. El segundo apartado ofrecía un adelanto de las memorias de Daniel Cosío Villegas, colaborador del Excélsior de Scherer y cuya crítica precipitó la censura del gobierno federal. El tercer reportaje de portada, “Libre expresión: de Excélsior a Proceso”, daba su propia versión de los acontecimientos que propiciaron la creación del semanario.

Golpeados por la inquina política en términos que causaron asombro dentro y fuera de México, por la impudicia de la agresión y la relevancia de quienes la concibieron, sus miembros no harán de Proceso un semanario del despecho y el resentimiento. Primero, porque comprenden la naturaleza política de los hechos en que se les ha involucrado. Y en segundo lugar, y sobre todo, porque los conforta y obliga la solidaria generosidad de un vasto número de mexicanos decididos a que el silencio no cubra por completo a esta nación.

El golpe a Excélsior es sin duda el evento catalizador que inauguró la abierta confrontación entre el poder y un creciente reclamo de libertad de expresión. Pero el trayecto del golpe del 8 de julio al nacimiento del semanario el 6 de noviembre fue largo y complejo. Una fecha clave entre estos dos hitos decidió la suerte del grupo de periodistas y preparó el terreno para el nacimiento de Proceso: el 19 de julio de 1976.
Apenas 10 días después del golpe a Excélsior, Granados Chapa leería un discurso en el Hotel María Isabel para anunciar y poner a la venta acciones de dos nuevos proyectos: una agencia de noticias, “Comunicación e Información, S.A. de C.V.” (CISA) y una revista semanal, aún sin nombre, pero con un claro objetivo periodístico.

En su discurso ante más de dos mil personas, Granados Chapa anunció la creación de “un gran semanario de información, interpretación y análisis, en fórmula inexistente hasta ahora en nuestro país”.

El objetivo era expresar que este grupo de periodistas y escritores, de ciudadanos libres preocupados por mantener y ampliar un foro de expresión democrática, plural, responsable, se apresta a defender nuevamente no su propio derecho a la palabra y ni siquiera el más elemental de sobrevivir ejerciendo la vocación que les ha ganado, sino el derecho de los mexicanos a la información y al análisis veraz, crítico e independiente.

El equipo fundador de la revista se definió con claridad ese 19 de junio: Era director general de Proceso Julio Scherer García; director gerente Miguel Ángel Granados Chapa; editores Vicente Leñero y Miguel López Azuara; coordinadores María de Jesús García, Carlos Marín y Rafael Rodríguez Castañeda. Su cuerpo de redacción estaba formado por reporteros salidos de Excélsior.

Amenazada directa e indirectamente, perseguida por el espionaje y el sabotaje, Proceso se abrió paso entre medios de comunicación y empresas que hacían comparsa a la campaña emprendida por el gobierno de Echeverría contra Excélsior y que se extendió contra la revista. La Productora e Importadora de Papel S.A. de C.V. (PIPSA) ignoró la solicitud del material esencial para la impresión del primer número. El secretario de Patrimonio Nacional, Francisco Javier Alejo, pidió a Scherer aplazar la primera edición programada para el 6 de noviembre. El argumento, recuerda Leñero, no carecía de sutileza: “la desaparición de quince personas no afectaría la tranquilidad del país; su pérdida no era comparable a lo que significaba la seguridad del Estado”. El subsecretario de la presidencia, Fausto Zapata, fue un poco más coloquial, según el recuento de Ricardo Garibay: “Partidera general de madres va a haber si continuamos creyendo que podemos insultar así como así al presidente de la República”.

El 22 de octubre, la Procuraduría del Distrito Federal citó a comparecer a Scherer en dos ocasiones en respuesta a una denuncia interpuesta por Excélsior que lo vinculaba con un supuesto fraude millonario. Más allá de la oportunidad mediática en contra del prestigio del ahora director de Proceso, ningún periódico capitalino dio espacio a la respuesta de Scherer.

Muchos años después, Julio Scherer habría de documentar en el Archivo General de la Nación la vigilancia a la que fue sometida Proceso por los servicios de inteligencia del país ante la expectativa de su primer número. En su libro Los patriotas. De Tlatelolco a la guerra sucia, anota Scherer:

Desde su origen, Proceso fue vigilado. El 3 de noviembre de 1976, el subsecretario de gobernación, Fernando Gutiérrez Barrios, recibió el siguiente memorando de la Dirección General de Seguridad: “La revista ‘Proceso’ saldrá a la luz pública el próximo día 6 del presente mes y es dirigida por Julio Scherer García. Dicha revista saldrá semanalmente”.
El 6 de noviembre, pese a las amenazas y con más de 12 diarios del interior del país publicando desde agosto noticias de la nueva agencia CISA, circularon los 100 mil ejemplares del primer número de Proceso. Escribe Leñero: Era un éxito. Nos felicitaban.

Para el sexenio del presidente José López Portillo, Proceso se había establecido como la gran revista de oposición, escribe Carlos Monsiváis, “donde los reportajes de investigación neutralizan el clamor adulatorio o, por lo menos, diseminan las dudas y estimulan la indignación”.

El 6 de noviembre de 1977 se celebró el primer aniversario del semanario ya con las nuevas oficinas de Fresas 13, en la colonia Del Valle, en plena funcionalidad. El equipo fundador había comenzado a transformarse con la salida varios de sus elementos clave, como lo fue la renuncia de Granados Chapa el 27 de mayo de ese año. A pesar de ello, sobraban razones para celebrar. Escribe Leñero al final de su novela Los periodistas: “En Proceso habíamos descubierto no sólo un nuevo camino sino una nueva forma de hacer un periodismo de verdad autónomo, libre, decía Julio Scherer”.

Proceso llegó a su 30 aniversario el 6 de noviembre de 2006 con 1566 portadas y un directorio que incluye a algunos fundadores que ahora comparten la redacción con nuevas generaciones de periodistas. Corresponde al lector definir el balance de aciertos y errores de Proceso. En el trayecto de tres décadas, desde el interior de su redacción, Proceso mantiene la mirada fija en el presente, y consigna: “Así somos y aquí estamos”.

Finalmente a grandes rasgos se puede observar con que obstáculos se ha venido desarrollando dicha revista, los impedimentos políticos, las circunstancias sociales, con todos estos elementos la revista Proceso, un medio de comunicación masiva cumplió el año pasado 30 años de estar en circulación, dirigiéndose a un publico intelectual, a un publico critico, de mente abierta y con capacidad de opinión, los estudiantes, los profesores y en general todos los profesionistas son candidatos predilectos para la lectura de esta revista semanal que le tira duro y directo a la política, sin olvidar que tiene inclinación izquierdista, esta revista es de los pocos medios escritos en México que emite criticas en contra del gobierno, y que tiene líneas de investigación mas extensas que otros medios además de ser, también de las pocas que abordan una investigación sobre narcotráfico. Esto es finalmente, la estructura de Proceso.

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